
Ofrecemos una muestra poética del autor canario I.J Hernández (Isla de La Palma, 1979) que acaba de participar en el IX Encuentro de Jóvenes Escritores de Iberoamérica y el Caribe 2019 en Cuba
Pedir un deseo
(a un fragmento de basura cósmica)
Recuerdo la noche que pediste un deseo
a una estrella fugaz hecha en Pekín.
Fue como contemplar el poema perfecto que nunca escribirás
en el cuadro: “Niña con globo” de Banksy.
Poseído como el lobo que observa la luna
en los ojos de otro lobo.
Quiero que apuntes a la sien:
¡Manos arriba, esto es un abrazo!
Quiero dibujar escaleras
en cuadrículas de cuadernillos microperforados
y así no pensarte siempre en círculos concéntricos.
Quiero sumergirme en el mar muerto
y resucitar
quiero cagarme en Dios
y que la paz sea conmigo
no quiero estar donde no soy.
Quiero que el azar sea el más justo de los errores
quiero que la improvisación
se apiade de nuestras costumbres
quiero que los pecados capitales se independicen.
Quiero que en los zoológicos exhiban
hermosos ejemplares de ave fénix.
Quiero que el aplauso nos dé una bofetada de tanto en tanto
y que los convenios colectivos respeten los derechos individuales.
Quiero que en los barrios marginales
las hijas de los hijos
los hijos de las hijas
estudien filosofía y administración de empresas,
y, una tarde temprana,
calculen cosas muy raras sobre las cosas importantes:
En la elección de inversión amorosa
mediante el método dinámico
calcularé el Valor Actual Neto
de lo que sientes y siento
con objeto de alcanzar
una Tasa Interna de Retorno
y, entonces,
cuantificar cuánto te echaré de menos.
¿Quieres saber cuál es el momento adecuado
para vender tu casa?
La tendencia del mercado inmobiliario
los vecinos fantasma los vecinos reales
la promesa de un parque similar a Central Park
a dos manzanas esquinas calles sin salida
de tu sombra bien hallada.
: cuando tu casa
ya no es un hogar.
¡Y por la madre del amor hermoso!
No quiero que la noche sea fiel a la noche:
larga oscura tenebrosa.
En realidad sólo quiero
que la especie humana
deje de ser una especie
en vías de intención.
Y que la próxima vez que el flamígero miembro amputado
de un objeto volante cruce el cielo de tus pestañas
no dejen tus labios que hable para siempre.
Si tú quieres rómpeme los huesos a besos
(en la escayola los poemas quedan de miedo).
Quiero consumir drogas sin consumirme
quiero la tristealegría de las horas muertas
quiero asumir que la verdad absoluta
es una gilipollez absoluta.
Quiero los calcetines blancos de Michael Jackson
y la serenidad del ángel exterminador.
Quiero ser el escritor favorito de las chicas eléctricas
quiero morir de viejo en una vieja librería
quiero la firmeza de la mala suerte.
Quiero desmentir la singularidad de Thompson
quiero desmitificar al homo sapiens
quiero desnaturalizar el arte
quiero dejar de querer.
En realidad, si digo no quiero dejar de querer,
sonará a ficción.
Quiero guardar en un bote de mermelada el aliento de Lázaro.
No sé para qué iba a querer el aliento de Lázaro
(supongo que los pobres siempre tenemos hambre).
Quiero llamarte para amarte ya.
Quiero comprarme una caja fuerte para guardar mis secretos
y otra caja fuerte para guardar el número secreto
y una pistola por si las moscas
y un kit de limpieza para que no me acusen
de mi propia muerte.
No quiero sentirme culpable
por casar palabras
que Dios no pueda separar.
No quiero ser carnívoro
quiero que mi hijo lea a Ortega y Gasset
y escriba como Bolaño.
No quiero que mi hijo se olvide de mí.
Quiero el bigote de Dalí en tiempos de guerra
y la paz de todos los futuros que yacen en la memoria
quiero escribir como la Bernarda:
cuando me salga del coño.
Quiero decir que los hospitales
son los cementerios de los vivos
sin derramar una gota de sangre.
Quiero lamer las heridas infectadas de las hadas
quiero ser el esqueleto de un polvo a medianoche.
Quiero contar hasta tres
y que el 4 sea tu número de la suerte.
Quiero que no le digas a nadie
(repite conmigo: quiero que no le digas a nadie)
que la mascota a la que llamas
Mia Wallace
es una mariposa
con el síndrome de Benjamin Button.
Quiero que veas la secuencia en la que Buddy
(personaje de la serie Quarry)
canta Without you en español.
Quiero viajar al pasado
para escribir algo mejor
podría borrar volver a empezar reescribir
pero el horizonte de sucesos es incognoscible.
Sería como vender el presente al mejor impostor.
Quiero que te abandones al fornicio
en las trincheras enemigas.
No quiero que las palabras
se libren en nombre de Dios.
Quiero creer que esto es poesía. Adiós.
El Sóviet que soñó con el Sputnik
El sóviet soñó con un armatoste
que escribía poesía
en el sexo de las estrellas.
Soñó
con icebergs de vodka
y autoridad bajo cero.
Cuando uno se enamora del frío
no hay calor que lo desenamore.
Soñó,
que para eso no hay dios que prohíba soñar,
en unicornios que te sacan de pobre
perforando tus entrañas.
Minifundios,
incendios de nieve.
Los unicornios palmaban
porque la magia es sueño dentro de otro sueño
y nadie despierta para echar de menos a los unicornios.
Soñó
que plantaba balas
y brotaban los muertos.
Y los niños saboreaban
sus dientes de leche.
Y las mujeres sepultaban
la levedad del ser
como sombras en la niebla.
Lo industrial y lo rural
segándose a besos de tornillo.
Soñó que los niños
iban a la escuela,
desdentadas obras de arte,
pobres diablos sin Dios.
Les enseñaron a amar lo primero,
lo segundo a odiar al que no amaba,
y lo tercero,
a gritar frases hermosas
en tiempos de congoja.
Este sueño lo afligía sobremanera.
Uno nunca olvida al hombre que era de niño.
Soñó
todos los días de su vida
y solo recordaba
¡vaya por dios!
las noches que moría.
Soñó que alguien prometía
que nadie sería un don nadie.
¿Fue Miliukov?
¿Fue Lenin?
¿Fue Trotski?
¿Fue Máximo Gorki?
¿Fue Mariya Spiridónova?
¿Fue Nadie?
Los inviernos pasaron
y los buenos
y los malos
y las tropas regulares
se repartieron
el sol que hace justicia.
La igualdad cayó por su propia debilidad.
Acción revolución delirio colectivo.
Participo,
luego existo
(luego es siempre
demasiado tarde).
Las ideas fenecen
cuando el cuerpo renacido
es un monstruo incontrolable.
Da fe:
el ejército blanco
el ejército rojo
el ejército verde.
¡Madre del amor hermoso!
Cuántos fusiles hacen falta
para estudiar anatomía.
Y los niños del sueño
abandonaron la escuela
(corriendo como hacemos en los sueños,
puede que lloraran o lloviera),
para trabajar en fábricas muy feas
que eran de todos y de nadie.
Y contaron con los dedos
y les sobraron uñas
para cortar el hambre.
Dios no existe,
les dijeron.
Dios es un hombre insatisfecho.
No hay cirugía para el alma.
Cósete a mordiscos.
El Sputnik estalla.
¿Puedes verlo?
Nadie dijo que las estrellas tuviesen sexo.
Siempre nos quedará
la mancha de Gorbachov,
Seúl 88,
y las camisetas del Sputnik.
IJ Hernández (La Palma, 1979). Escritor, creativo publicitario y docente. En 2017 es becado por La Residencia Internacional de Creación Artística Can Serrat (Cataluña). Ha obtenido premios y menciones en España, Estados Unidos, Argentina, Brasil, Puerto Rico y México. En febrero de 2019 participa en el IX Encuentro de Jóvenes Escritores de Iberoamérica y el Caribe, en el marco de la XXVIII Feria Internacional del Libro de La Habana. Autor de los poemarios Eco Nocturno (Poesía eres tú, 2009) y Me preguntaron por drogas y hablé del amor (POE, Guatemala, 2016; traducción al inglés por Paola Ochoa, 2018); del libro de relatos Eight O´Clock (La página ediciones, 2011) y de las novelas que componen su trilogía del azar: Crónicas contra la ingravidez (Editorial Foc, 2013); Yo asesiné a Kennedy y a sus 7 guardaespaldas (Mutants Club Poets, 2015); y La luna nos odia con toda la fuerza de la gravedad (Ediciones Idea, 2017). Ha publicado poemas, relatos y artículos en periódicos y revistas culturales (Le Miau Noir, La i Crítica, La Opinión de Tenerife, Creativa Canaria, El Día, La Gaceta de Canarias…). Actualmente colabora con la revista Los Heraldos Negros (México), la editorial POE (Guatemala), y la empresa de formación Creativa 7 (Tenerife). Imparte talleres y cursos de literatura y creatividad publicitaria. Algunas de sus obras han sido seleccionadas en diversas antologías.
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