
Presentamos a continuación una muestra de poesía joven de honduras
Felipe Rodríguez Medina
Honduras, Tegucigalpa, 1994
Poeta y narrador. Licenciado en Letras con orientación en Literatura por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Miembro activo del colectivo artístico Apolión. Cursó el taller de poesía “La estirpe de Juan Ramón Molina” (UNAH, 2014) y el “Taller de Creación Poética” dirigido por el poeta Óscar Espinal (UNAH, 2016). Ha participado en diversos recitales en su país. Dos de sus poemas fueron incluidos en la “Revista Karebarro” de la Universidad Nacional Agraria de Nicaragua (Managua, 2017). Participó en el Festival Interuniversitario Centroamericano de la Cultura y el Arte – X FICCUA Nicaragua, 2017. Ha sido galardonado con el I Premio Centroamericano de Poesía Joven “Joaquín Pasos” (Granada, 2018) y el primer lugar en el “Concurso de poesía y cuento corto Rigoberto Paredes” (UNAH, 2016) convocado por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y la Carrera de Letras.
La poesía
La poésie se fait dans un lit comme l´amor.
André Bretón
La poesía cae entre los árboles
cae sin origen
despiadadamente con ternura sobre las casas
impíos animales no la dejan dormir
arde con cierto furor Palpita
caída de ola en los naufragios de mi sangre
siempre a punto de nacer
agitada disipación del viento o la luz insurrecta
geografía del tiempo
¿te escogí o me escogiste?
tenue errata de espasmos silenciosos
¿cuánta historia en la pulsación de estas fábulas
o acumulada mansedumbre sobre los pá-
lidos bueyes de mi sangre?
digo que para hacerte hay que estar vivo
decir poco o no decir nada
vértigo sin tregua casi azul casi verde
hacerte como cuantos pájaros
o cuantos arcos de tímida incandescencia
/contra los velorios de la soledad
hacerte
como el amor hace a los hombres…
Porque no sé de qué estás hecha…
Eras azul como la noche que acaba…
Vicente Aleixandre
Porque no sé de qué estás hecha
o cuántas tibias densidades en mi desolación
turbia de aisladas hojas contra el oleaje
ay
qué espeso murmullo recorre las tardes
de todas tus aldeas latientes sobre el verano
eras azul como la noche
miríadas de rostros fueron el pulso tus direcciones
porque tantos pájaros te hicieron
entre aquellos ríos del aceite
témpanos bajaron sobre el clero de tu inocencia
nada podrá faltarte amor mío
eres la tenue reconciliación de los fonemas
azul o como las campanas…
Códice
Escribí este libro sordamente
para no morirme
hace tantos siglos
este es su lugar coraza de país que arde
todo tiempo un día
desolado junto a mi casa
¿qué caminos son estos?
escribí este libro entre los árboles
fresca lluvia de fonemas
el dolor que sufriría solamente
de no existir
de no llamarme Felipe Rodríguez
pudriéndose entre los nudos del tigre
o ilesos amasijos rodeados de espanto
el dolor de este libro sería el mismo
como mi sangre casi nula incombustible
caída a metales entrándose sobre esta página:
poema terco macho hembra
poema errante follaje miríada de memorias
poema incorpóreo deconstruido
poema sin embargo apenas baluarte de la cólera instrumento
onírico
poema indisoluble ecuación de ningún canto
poema amorfo animal bajo amenaza
odiarás cómo se siente el alma odiarás de qué manera espesa su
rocío anónimo de furia entre estas ruedas que no
se detienen
odiarás el tiempo la duda del tiempo
odiarás su medida la ubérrima tablilla
odiarás la tinta los súbitos naufragios del fuego
pero nadie ha muerto
estás vivo no te falta nada
este libro trabajo de todas las gentes escrito a cada momento
interminable daría sombra espalda
turbia de hielos plomo de triángulos
consumable haría si aquellas ráfagas o bueyes volvieran padre y madre
tónico estruendo
te escribiría de nuevo encarnarías de nuevo
la verdad
desafiándote mitología hoguera
escribí este libro como un espejo como a una incandescencia
lo puse una noche sobre mi mesa
quise amarlo justificarlo
y así creer que dije algo testigo de fatales condiciones
decidí escribir un poco
despuntar contra el sueño las piedras que te sostenían
o los ojos que te hicieron la edad el pulso
para verte vivir
crecer
como a un hijo
purísimo…
*Poemas extraídos de Las cenizas de Babel (2017) de Felipe Rodríguez. Premio Centroamericano de Poesía Joven Joaquín Pasos impulsado por el Festival Internacional de Poesía de Granada, Nicaragua.
Dariela Torres
Comayagüela, Honduras,1995
Poeta y editora estudia Letras, con orientación en Literatura, en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Fue parte del taller poético impartido por Pen Internacional en Honduras, donde quedó seleccionada para la semana de talleres en Roundhouse “Talking Doorsteps” que se llevó a cabo en Londres. Ha representado a Honduras en festivales de poesía en México y Cuba sus poemas aparecen en varias antologías del mundo. Parte de su obra ha sido traducida al italiano, catalán e inglés.
En mis párpados hay un nido de pájaros que no saben volar,
han confundido mis pestañas con rejas.
En mis ojos hay agua de río para que beban y canten.
—-
Trashumante
Vengo de Uxmal, de la montaña de La Flor y los jardines colgantes de Babilonia,
El faro de Alejandría, con cantico K’iche’
y misquito.
mis voces, todas; son de cada sitio del mundo en donde se pronuncia la palabra poesía, de cada archipiélago y cordillera.
Mi eco resuena en las montañas y las sierras, soy paso danzante del caribe, vengo de aquí y de allá, pueblos mineros, brujas, orfebres, con mi nacimiento surgió la aurora.
Busco un sitio para quedarme, con arrugas en las manos, lo busco, entre las piedras de un barrio marginal.
Me formaron con agua de rio, pusieron en mi lengua arameo, latín, maya y sánscrito.
Me formaron del lodo, y de humo de tabaco, para unir y transmutar palabras.
Todas las lenguas muertas renacen en mi espíritu, mis ancestras pusieron el nombre de la rosa, no sin antes conjurar fonemas.
Crearon el Nilo con sus propias manos para el naufragio de mi ser.
Yo soy ellas, todas. Sobreviviente y camino.
—–
Ocurre el nacimiento de la aurora
arranco de mi cabello los tulipanes que han florecido esta mañana.
Cae desde el borde de mi reflejo una lagrima por el segundo que ha transcurrido.
Es mi creación diacrónica de los atardeceres,
psíquica sustancia de tus besos
lo que sucedió, ha muerto:
El sonido del tranvía, tiempo, el mar, desencuentro,
el aullido melancólico del gravitar, pasatiempo, destiempo, contratiempo.
Desintegro las tristes imágenes de los pensamientos y las despedidas, guardo el Tótem de tu caótico silencio, celeste silencio, mientras la brisa cae con disonancia.
Lo que sucedió ha muerto, es irreversible.
Un blues vertiginoso suena irremediablemente en una herida de amor.
Pinto el viento con acrílicos y desintegro en partículas sus vibraciones para guardar la última sonrisa en el número preciso de sílabas. El constante duelo de lo que se ha ido, de nuestras memorias episódicas perdidas, se convierten en algún baile de sombras que ahora ya no es, ni ha sido.
Lo que sucedió, ha muerto.
Mis sentidos, las cicatrices, los golpes, tu caricia inconclusa, mi rostro inmóvil y tu adiós, tu certero adiós, es irreversible.
Rommel Martínez.
Comayagüela, Honduras,1989
Técnico Industrial en Electrónica / Barbero / Promotor Cultural
En el 2010 fue miembro del taller “Poema” impartido por el poeta Fabricio Estrada. Fue parte del proyecto “el serpentario Electro shock”; Proyecto pensado a base de poesía, performance y música experimental. En 2015 integró el “taller de creación poética” impartido por la poeta Mayra Oyuela. Miembro fundador [no activo] del colectivo y taller poético LetraEle. Su opinión ha sido publicada en el periódico digital El Pulso . Publicado por la asociación cultural 13 lunas, en la colección de cuadernillos de noveles escritores de poesía y cuento, con motivo de la primera feria del libro hondureño “13 Lunas” [2016]. Miembro fundador del joven grupo sobre estudio, y taller poético: “Mientras matamos moscas”. Invitado al festival de poesía ¨Amada Libertad¨ en El Salvador [2017]. Incluido en la selección 10años 100mil palabras del centro cultural de España en Tegucigalpa [2017]. Es Premio nacional de Poesía 2018 -Los Confines, con su Libro A712 [para leer de viaje]. El desahogo del pez es su blog personal.
Tablilla IX columna I
(Guilgamesh llora a su amigo [muerto], vagando por la llanura)
Supe que mi amor era un arrecife herido por los turistas, desde el ruido del mar. Supe, y mi amor fue silencio, supe, pero la llama se llama ahora sombras y frío. Mi amor transita rejuvenecido por los callejones apestosos a miados, guaro, semen, prostitutas de templos inorgánicos y poemas muertos. Supe que el temor se deshacía como la piedra súper fina mientras sueña con la dinamita. Uno es el otro cuando el otro también es uno. Los héroes y la gloria del periplo, cadáveres tratando de no morir por los ciclos de los ciclos. Supe que mi amor era el bosque y el viento, entonces morir era la vida. Lo supe.
Casi un maro-corrido
“La bala, es un coleóptero tornasolado; que hace bolitas con la muerte.”
Fabricio Estrada.
(No hay drogas, pero sí tráfico de sombras
Pasando por el desahucio hasta la forma de morir)
Mi último poema será
Llamar a la fuerza nacional anti extorción
Decirles
Que una mujer delimitó el miedo en las vísceras
Entró por la puerta
Dejó una nota escrita hermosamente
Cortada con la más absoluta delicadeza
Que sólo una femme fatale puede tener
Sampler 1
“…llame a este número en 30 minutos
Sino aténgase a las consecuencias”
Desde ese momento mi muerte
Se llamó como alguna vez creí ser asesinado
Por eso, mi último poema será
Como un agujero de gusano
Entonces los mortales
Salimos tras sus olores de sombras y extremas celebraciones con pólvora
Gritería
Sorpresa;
El color rojo puede que sea un buen color
Para explicar sus niveles de inteligencia emocional
Leí un libro
De medicina psicosomática
Recomendaba antes de preguntar por la enfermedad del paciente
Distinguir el paciente de ésa enfermedad
Entonces
Mi poema más débil será mi muerte
Pero el más humano
Es el genocidio de mi amor
Bailo en los afluentes
Como espermatozoide que lucha por comprender un dogma ovular
Teogonía de nerds
Mariguanos
Presidentes
Artistas
Sicarios
Hispters de bulto…
Recordamos sus voces
[Ella preguntaba con quién podría entenderse
Para saber cuánto costaba reconocer el impuesto de ésta guerra de artificios
Y alucinaciones de ardorosa realidad]
Recordamos sus voces
Sus voces
Voces como ecos de pato o murciélagos,
Y las confundimos con cinismo
Pero era sólo que ella se ahogaba del evento futurístico de un sueño;
Leía un libro
Entendí que “la visión de los pueblos indígenas y negros en Honduras”
Es un espejo rompiéndose
Sampler número 4
Más al fondo
En el ambiente
Bunbury gritaba:
…justicia POÉTICAAAA!!!
Y yo que me creo
En parte Tolupan
Pech
Lenca
Tawaka
Mezclado con español
Y vicios posmodernos
Leo el recado de la realidad
Del empoderamiento de mi osamenta
Como una hoguera
Sampler 1
“llame a este número
Sino
Aténgase a las consecuencias”
Aténgase a las consecuencias
a… aténgase
a
las consecuencias
Sampler 5 y 4 respectivamente
“u-na cascada de arté– con-temporáneo
Color rojovivo, sale – por el cráneo”
Calle 13 y bunbury
Contemplando el hielo seco de mi estrella fugaz
Palpitando
Ardiendo kilométrico como una fecundación, pero al revés
Entonces
Mi último poema se llamará
Como mi espíritu resucitando en contra de un estallido de bala…
…justicia POÉTICAAAAA!!
Poema posmoderno de la catástrofe en círculos concéntricos a causa del ave fénix
Por ti
El mundo es ceniza
Lu cía
Poeta, escritora, estudiante de la carrera de Letras con orientación en Literatura en la UNAH. Participante en el Taller de Creación Poética impartido en el Centro Cultural de España en Tegucigalpa en el 2015, del cual surgió un colectivo de corta duración que se dedicó a la poesía performática. Integrante del Taller de Poesía y Narrativa «Miguel de Cervantes» de la Academia Hondureña de la Lengua dirigido por el reconocido poeta hondureño José Luis Quesada. Aparece en la antología de escritores noveles recogida por la Asociación Cultural Trece Lunes para su primera Feria del Libro Hondureño. Integrante del proyecto musical y colectivo multi-artístico Gatxs de techo y la Perra romántica. Maneja su propio blog de poesía y colabora en la revista digital Liberoamérica.
Todavía puedo vernos
sentados a la orilla
de calles clandestinas.
Escuchando los fragmentos
de una ciudad podrida.
Convirtiendo historias oscuras
en poemas,
Riéndonos
cómo se ríen los animales salvajes.
Perdiendo la cabeza.
Perdiendo la cabeza.
Siempre
perdiendo la cabeza.
En este lado del mundo
la rabia
es quien nos arrulla
apenas nacemos
y una dulce desesperanza
nos ve dar los primeros pasos.
Después andamos como
animales en extinción.
Buscamos alimento lejos del hogar
caminamos en sombras para esconder los colores
y nos cuidamos la espalda
más que el alma.
Pero no morimos.
Hablemos la verdad.
Tal vez te sorprenda que diga esto
porque seguro pensás que he sido sincera
pero confieso: suelo mentir
y es probable que termine este poema con una mentira.
Me las he arreglado para encontrarte donde no estás
mis ojos me engañan, dicen que te ven
entonces yo me engaño y digo que te veo
después engaño a mis labios y les digo que es a vos
a quien estoy besando.
Vos también actuas
—te he visto—
sonreís aun cuando nada te causa gracia
estrechas la mano con otros aunque
sus presencias son indiferentes
tus pasos parecen firmes
como si conocieras el camino
pero, como una brújula, tu corazón sólo
te indica cómo llegar a mí
ese es el camino que realmente conocés.
No era mi intención hablar de mis verdades
(por eso advertí que terminaré mintiendo).
Lo que quiero es descubrir las tuyas
hacer notar tu soledad.
También quiero decir
Que aunque las direcciones se me confunden
estoy más lúcida que nunca,
que tomo decisiones precavidas, y
que esta vez, esta única vez
soy más fuerte que tu ausencia.
Ana Lu
Comayagüela, Honduras, 1990
¨El día que no pueda más, voy a matarte¨
Pereza
Aurelia sabía que vendrían tiempos,
donde el frío sería el único en la cama,
depositó en una caja siete besos de emergencia.
El primer día gastó cinco…
26.
Aurelia soltó su cabello,
tejió barcos en su ombligo,
para guiarlos debajo de su cintura
y embarcarlos en los labios
del fantasma de la cama
No recuerda el olor de las guayabas explotándose en sus manos…
A veces dibujas lunares en su pecho
para crear constelaciones que guarden sus secretos
Y otras veces siente un extraño deseo
en decapitar dientes de leones
aun busca la canción de fondo
que se queda atorada entre sus piernas.
52
La agua mala cruzó la calle
y dijo adiós…
sin ganas de seguir caminando
con el pecho desmembrado
esta vez las gardenias son gotitas de dolor
que se quedan repelladas en su vestido blanco
Aurelia sabía que era tiempo de regresar el nombre que una vez robó
y ser lo que siempre fue
una bolsa de plástico que guarda besos de emergencia
la última noche gastó dos
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