
Presentamos el poema “Abuela tenía navajas por tacones” del poeta Erik Moya (Zamora, Michoacán, 1994).
9 de enero de 1976 y ella cumplía 15 años cuando huiste de su fuente coágulos de nueve meses eras tú madre que eras ampolla púrpura adentro cuando saliste ella te mordía para que conocieras los días rojos que te esperaban quiso tragarte en ese instante mordió tu mano y te arrancó parte de un pulgar nadie la dejo terminar con el regalo que nunca quiso cumpleañera despavorida de sábana blanca una cascada muy grande eras tú un río y una cascada entre las piernas que eras la que llegó en pleno sangrerío que eras la hemorragia de una vida por solo haber nacido cuando caíste de entre su grieta grieta que era destinada para no pertenecer a nadie grieta como la herida que le dio muerte no fuiste la única faltaban más arroyos que tú limpiarías y sigues limpiando aun cuando ella no existe ya y ella cumplía 15 años ese día el más roto que como res en carnicería partía su cuerpo a la mitad
9 de enero de 1961- 9 de enero de 1976 quinceañera vestida en bata de hospital hubo fiesta sin baile y la muñeca fuiste tú día que fogata quemabas su sexo le quitaste el único órgano de luz
y naciste una extensión más de su cuerpo
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la abuela corría sobre tu cuerpo de recién nacida mientras los pezones le explotaban como fuegos artificiales sus tacones se hundían en tu piel y tatuaban la mitad de tu cuerpo no querías llorar a tus pocos días pensabas que cualquier madre solo tiene hijos para después matarlos y no estabas equivocada
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ni cuarenta días cuando te puso en suelo a ver qué rata te desaparecía esos animales entienden más de maternidad por eso te alimentaban
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un día te pregunté: ¿Madre qué es el fin del mundo?
es cuando un hijo se muere
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la abuela pedía a gritos el fin del mundo no lo entiendo madre para qué los hijos si son pájaros en cautiverio por nueve meses y cuando escapan de la jaula mueren lentamente
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tus alas de pichón crecieron en la nuca impedían que fueras a la cocina y darte cuenta que no había alimento hace ya dos días que ella no llegaba la quinceañera fluvial había ido a rellenar la grieta con piedras y pedazos de carne que iba encontrando por las calles
las plumas se asomaban bajo las comisuras de tus párpados pronto tu vista se vería afectada y en unos años quedarías ciega era la señal del síndrome de todo nacimiento
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eras cúmulo de polvo en los pasillos en los cuartos en el patio en la azotea muy pocas veces se barría a fondo la casa
la señora de las plantas te encontró apilada en un rincón te envolvió en hoja de maíz y regó tus pies para que crecieras
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Sobre el autor:
Erik Moya (Zamora, Michoacán, 1994). Lugar de residencia: Morelia. Escritor y autodidacta en cine. Pasante de la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas de la Facultad de Letras de la UMSNH. Forma parte del equipo de logística del Encuentro Nacional de Poetas Jóvenes Ciudad de Morelia. Es parte del comité editorial de la revista Animalario. Becario Interfaz ISSSTE 2017. Finalista en 3er Concurso de Cortometraje La Culpa la Tenemos Todos. En 2015 obtuvo Mención Especial en el Festival Internacional de Cine de Morelia por su guion para cortometraje, titulado Fin del Mundo.
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