
Presentamos una selección de poemas de la poeta y artista plástica, Cristina Meza (1997).
Cigarros para David
David debería dejar de fumar
pero no lo hace
Sus pulmones están más jodidos que el mundo
pero de algo se tiene que morir.
No lo imagines
que su cinismo duele.
Le tiemblan las manos.
A veces pienso
en arrancarle el cigarrillo
Fumarlo
quedarme sin aliento
para que viva
un rato más conmigo.
Es inútil.
Algunos optan por pistolas,
otros por las navajas;
David se mata lento
y no impido que suceda.
No hay Oasis en la radio
En algún momento sonará el teléfono
para decirme que David está muerto.
y lloraré incansablemente
por no matarme primero;
Entonces me haré cristiana
Le rogaré al dios que David odia
compasión y misericordia
para guardar su alma fatigada
en algún lugar del cielo.
David no sabe que lloro
por la muerte que aún no llega
Que guardo cigarrillos en el bolsillo
que compraré una biblia
para encomendarme al hombre que murió en las vegas.
Donde (no) llueve
El pronóstico del tiempo dijo que no llovería
que habría sol
el suficiente para imaginar
Que estás
y me besas.
Hace tanto frio
que no me alcanzan las manos
para calentar mis hombros.
No hago el mínimo intento por buscar
un pañuelo
un refugio.
Allá, donde te encuentras
no llueve
y es porque pienso en ti
en mi sacrificio de jeringas,
vodka y heroína
Dios me abandonó hace ya mucho tiempo
Se alejó contigo,
Dejó la lluvia,
Tu bufanda perfumada
Los filtros de cigarros con el carmesí de tus besos.
Estás más lejos que el cielo
y la inutilidad de mis piernas me impide alcanzarte
vivir otro día que no sea domingo
dejar de soñar con el octubre triste
en que te fuiste.
Llueve
donde no debe
En una ciudad que no es Nueva York
pero promete serlo.
De besos amargos y ruidos extraños
Me esmeré en convertirme en nada antes de que mi nombre significara algo
Llegué tarde,
cuando tu cuerpo delirante
sangraba sobre el piso.
Me desnudé de rodillas
para con mi ropa sanar tus heridas.
Desesperada,
guié tus manos por mi pecho,
por mi pelvis
Con tus ojos ausentes
Con mis labios ardientes.
Ya es tarde para soñar que me amaste
compararte con el mundo,
la música del muerto.
Es tarde,
Ya te fuiste.
No me marcho.
Dime, cuando no me pertenezca ni el cansancio,
¿serás tú quien desnude mis angustias?
Intenté detenerlo
Alejarlo del revolver
de las palabras póstumas en tinta azul:
¡Bang bang!
Murió a los 27 años
Sin balas en su cuello
Sin ajustar mi cuerpo tibio por sus manos
¡Bang bang!
Dos disparos
Dos balas que aún no encuentro
Están perdidas
Ahogadas en un nombre que nunca fue mío
En un tiempo tardío,
ajeno a nuestros suspiros.
Tendido sobre el suelo,
¡sangrando sobre el suelo!
“¡Bang bang!”
Escrito sobre su espalda.
Besé sus labios fríos
como si eso pudiera revivirlo.
Es tarde para arrojar el revólver
¡Bang bang!
Ese horrible sonido.
Sobre la voz de un poema hecho hombre
La noche cuenta
como, poco a poco,
pierdo la conciencia
de donde (no) estoy
para buscar entre sueños
la saliva de tus besos.
Los hombres visibles comparten tu nombre
tus sueños
No te roban la lengua,
esa es tuya.
Y con ella, me retienes
En tus labios
tu nuca
Donde tu voz existe
y me rompe
Prolonga el poema corto de tu nombre.
Te transformas en labios
Me vuelvo los besos
Que recorren tu cuello
Y olvidan el tiempo.
Sobre la autora:
Cristina Meza. Guadalajara, Jalisco, 1997. Poeta y artista plástica, ha participado en exposiciones colectivas como Galería XXVI en 2015, Campo de Orquídeas 2da. Edición en 2016, Irreconocible en 2017 y Sigue la Patria en 2017. Parte de su obra poética se encuentra en la antología de poesía 10 balas por ediciones El Viaje publicada en 2017; así como revistas y medios electrónicos, entre ellos DADA, Remaches y Engarce.
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