
Presentamos una muestra de la poeta Hondureña Dariela Torres ( honduras, 1995)
LA COLINA DONDE FLORECEN LOS CEREZOS
Traigo las estaciones en el cabello,
La poesía en la punta de mi lengua que se desangra en el beso furtivo,
Traigo algas en los pies para enterrarlas en el camino.
La bruma en mis ojos atormentados de invierno.
Traigo las honduras de mis heridas en donde escribo metáforas y ritmos
con la rama de un árbol lejano.
Traigo la brisa del escombro,
la orfandad marchita.
Guardo en mi bolsillos los versos malditos de los prostíbulos en donde insisto ser una libélula.
La sombra de los pájaros que viven en mis pestañas,
Traigo los escombros de un mundo vencido en mis hombros.
Nebulosas entre mis dedos.
Cargo con las violaciones y violadores de mi tumba.
Soy bruja que resucita en las manos quemadas del poema.
Disculpe usted mi forma de vestir, por los huesos que cargo.
Disculpe pero bajo las piedras de Comayaguela se viste de luto,
el sastre de las mariposas ha muerto, y yo en cambio me he puesto versos en las pupilas y me visto de poesía.
La colina donde florecen los cerezos
Mi corazón inquieto amaría
la eternidad congelada de la realidad
en donde los mundos alternos
jamás se mezclan.
Retrocedamos un poco
Las flores de cerezos caen 5 centímetros por segundo.
Yo caigo,
mis palabras
caen
caen
¿Aquí comienzan a crecer los cerezos?
En esta inmensa inmensa colina
mi corazón
cae
cae
1
2
3
4
5 centímetros por segundo…
Los cerezos estarán guardados
en las avenidas y jardines de la memoria
en esta colina es donde florecen los cerezos
en esta colina también mueren.
El jardín de mi infancia
Pensé en buscar el jardín de mi infancia
encontrarlo con las flores que jamás tuvo
con el amor que me arrancaron, ya no recuerdo cuando.
pensé en buscar el jardín de mi infancia, iba con flores en las manos con esperanzas que levante del suelo de mi casa sintiendo la extrañeza de mis pasos, pero fue imposible encontrarlo.
Cuando te arrancan el amor los caminos se vuelven laberintos donde los espejos se encuentran frente a frente en un tunel infinito de profunda soledad.
¿Dónde encuentro el jardín de mi infancia,
Las flores que jamás tuvieron mis manos hechas mariposas,
las sonrisas que nadie nunca dibujo con tizas amarillas,
los besos que no alcance a dar para convertir mi boca en un poema que florece?
Ya no recuerdo cuando
ya no recuerdo cuando
ya no recuerdo cuando.
Florecimiento de cadáveres
Un tren viaje en el horizonte
un río arropa los cuerpos
Los arboles protegen a las niñas y niños huérfanos
cada 35 minutos escribo una carta de despedida bajo el seudónimo de un asesino.
La luna brilla espléndidamente roja
en una avenida lateral a mis pasos.
Florecen cadáveres en las esquinas de los barrios rocosos
En las honduras es facíl enterrar pesares
Una piedra en el poema, una risa burlesca, un circo con la muerte.
Florecen cadáveres se deslizan junto a mi con una suave melodía
Yo les canto, yo les doy de tomar agua, hemos deshecho el paraíso y dejado caer el cielo
así es posible el encanto del rocío en las manos de mis muertos.
La danza dulce
La danza dulce del dolor de quererte
la despedida amarga larga tan larga
y ese morir en un verso
para amar en el otro.
¿Recuerdas? Tegucigalpa es el rostro triste de un payaso
que por las madrugadas carga con las pesadillas de la infancia
aquí no hay barcos amarillos jamás los construimos.
Traigo una risa de antaño
que me recuerda la imposibilidad de nuestros sueños
aún no he podido arrancarme la locura de los ojos
ni extraer todas las flores de mi pecho.
El jardín de mi infancia
el dolor mordaz violando la inocencia de mis dedos
¿Dónde está el barco amarillo que jamás construimos?
Contigo regrese al jardín
regreso mi inocencia robada
tus besos en mi frente borraron los recuerdos del mañana
Pero te vas sobre ese barco que jamás construimos
y con tu adiós regresa la danza dulce del dolor de quererte.
Los siete golpes
El dolor causa un sabor inusitado,
Mis palabras cayendo siete centímetros por segundo
Los siete golpes de mi madre antes de dormir
La ausencia de mi padre antes de dormir
Conozco muy bien el fondo de esta triste ciudad y ya no tengo miedo.
Altercados con el tiempo
despertar otra vez,
levantarme de la muerte
abrir los ojos para encontrar las flores
abrir los ojos para quemar mi sombra.
Quise abrazar el mundo pero los abrazos
me parecen pequeñas cárceles donde habitan fantasmas
en el tiempo de mi infancia no tenía demonios, ahora sí.
Quiero despertar otra vez y que las últimas flores sean mías.
La niña huérfana de los años rotos llora detrás de un espejo
A una niña se le mutilan las alas en este instante
Una niña rota llora detrás de los años
es estrangulada por los pasos recorridos del horror de las noches
Un espejo roto llora detrás de la niña de los años huérfanos.
Las niñas huérfanas de los años de espejo lloran rotas.
SEMBLANZA:
Dariela Torres. 30 de octubre de 1995 / Tegucigalpa, Honduras.
Estudia Letras, con orientación en Literatura, en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Su feeling está entre la Poesía y el performance. También ha hecho Actuación en cortometrajes. Estudia y practica Danza clásica. Miembra del grupo sobre poesía “Mientras Matamos Moscas”. Fue elegida para desarrollar el taller poético con pen internacional, “Semana Talking Doorsteps” en Londres. Participe y representante por Honduras en el 6to encuentro de poetas en cuba, Mayo de 2017.
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