
Presentamos dos poemas del poeta brasileño Roberto Piva (1937-2010), pertenecientes a su libro Paranoia (1963). Paranoia fue traducido recientemente del portugués al castellano por el poeta peruano Edgar Saavedra, para el sello editorial nulú bonsai, de Argentina. Cabe decir que, aunque poco conocido en México, Piva es uno de los más altos referentes de la poesía de su país, debido a que ofrece una versión novedosa de la vanguardia brasileña, una que no está sujeta al concretismo, ni a lo neoconcretista, sino que parte del hecho urbano para adscribirse en una nueva forma de ver el surrealismo.
Boletín del Mundo Mágico
Mis pies sueñan suspendidos en el Abismo
mis cicatrices se rasgan en la panza cristalina
no tengo sino dos ojos turbios y soy un huérfano
había un flujo de flores enfermas en los suburbios
yo quería plantar un taco de billar en una estrela fija
en la puerta del bar estoy confundido como siempre pero las galerías de
mi cráneo no odian más la percursión de los huesos
colegios y carrozas fúnebres están desiertos
por las calzadas crecen largos delirios
puñados de esqueletos son arrojados a la basura
pienso en los escorpiones de oro y estoy contento
los anuncios luminosos cantan en los tejados
puedo abrir los ojos para que la luna aproveche el miedo de las nubes
pero el cielo violeta es un visión suprema
mi cara empalidece con el alcohol
soy una soledad desnuda amarrada a un poste
cables telefónicos se cruzan en mi esófago
en los pavimentos aislados mis amigos construyen un maniquí fugitivo
mis ojos se ciegan mi mente se agrieta al encuentro del vértice de una rueda
mi alma dislocada pasa rodando
Meteoro
Diré las palabras más terribles esta noche
mientras los minuteros se disuelven
contra mi poder
contra mi amor
en el sobresalto de mi mente
mis ojos danzan
en lo alto de Lapa los mosquitos me sofocan
¿qué me importa saber si las mujeres son
fértiles si Dios cayó en el mar si
Kierkegaard pide socorro en una montaña
de Dinamarca?
los teléfonos gritan
aisladas criaturas caen en la nada
los órganos de carne hablan muerte
muerte dulce carnaval de la calle del
fin del mundo
no quiero elegías pero sí los lírios
de hierro de los recintos
hay una epopeya en las ropas colgadas contra
el cielo ceniza
y los anuncios luminosos me observan del espacio alucinado
¿cuántos lindos muchachos no vi bajo esta luz?
gritaba medio loco medio aterrado medio escindido
narcóticos santos oh gato azul de mi mente!
no puedo detener nunca más mis Delirios
Oh Antonin Artaud
Oh García Lorca
con sus ojos de aborto reducidos
a retratos
almas
almas
como icebergs
como velas
como maniquíes mecánicos
y el clímax fraudulento de los sándwichs almuerzos
helados controles ansiedades
necesito cortar los cabellos de mi alma
necesito tomar cucharadas de
Muerte Absoluta
no percibo más nada
mi cráneo dice que estoy embriagado
suplicios genuflexiones neurosis
psiconalistas atravesando mi pobre
esqueleto en vacaciones
acercaba un árbol contra mi pecho
como si fuese un ángel
mis amores comienzan a crecer
pasan cadillacs sin sangre los helicópteros
mugen
mi alma mi canción bolsos abiertos
de mi mente
soy una alucinación en la punta de tus ojos
Edgar Saavedra. ( Cajamarca- Perú) Ha publicado Lengua negra de colores (Lima: Lustra, 2012), Isla / island (edición bilingüe: Cuernavaca, México: La Ratona Cartonera, 2009; Lima: Manofalsa, 2010) y Final aún (Lima: Ediciones del Signo Lotófago, 2000 y 2004). Ha traducido del portugués Paranoia de Roberto Piva (Buenos Aires: Nulú Bonsái, 2016), así como textos de Wilson Bueno, Horacio Costa, entre otros. Estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima y un postgrado en Estudios culturales en la misma casa de estudios. Fue profesor universitario y codirector de la revista More Ferarum. Dirige el proyecto editorial Toé.
Leave a Reply