
El día de ayer murió el poeta Enrique Verástegui, considerado por la crítica unos de los mejores creadores literarios de Perú, y fundador del grupo Hora Cero a finales de la década de los 70, junto a Jorge Pimentel, Juan Ramírez Ruiz y José Watanabe. Poeta de palabra viva y vehemente, publicó En los extramuros del mundo (1971) con el que se convirtió en uno de los más importantes poetas de en lengua española. Obtuvo la beca Guggenheim en 1975 y trabajó de periodista en Lima.
A ti te gusta la poesía
Nada más claro en estos días como esas palabras
con sabor a yerba fresca que tú y yo,
por detenernos delante del mar
en Barranco
deseé apoderarme de ti o mejor, toqué tus cabellos,
esa soledad maldita en la que estuvimos
metidos antes y después de noviembre.
Esta vida no es lo que es ni lo fue y ahora mismo,
con todo lo dura que es para mí,
un ángel volando a ninguna parte
en el centro del gran enredo en que todos,
algunas veces,
cuando equivocamos la página,
volvemos a caer en lo mismo: un sándwich
barato higos secos
y Mozart es apenas
una sonata que ningún aprendiz
estudiante de piano puede limpiar sobre las teclas
como antes o siempre
alcanzamos a gustar de este idioma perdido:
sinrazón
que aparece como el día y la noche
porque en nuestra lengua el sueño
aún no tiene nombre ni forma ni punto de partida.
Hoy es un día más de todos los que hasta ahora hemos
conocido — hoy es el día
o sencillamente una palabra ha reventado en nuestra mente
fugándose lejos de la esfera de acción de estas líneas,
de este deseo.
Te queda muy hermosa esa cabellera — te lo dije una vez
y te lo vuelvo a repetir.
Recuérdalo, estoy en ti en tu manera
de arrancar los geranios más tiernos
esta primavera mientras todo,
el viento, la angustia, rompían tu serenidad
y no éramos
sino restos del naufragio de estos días,
un rastro solitario en la playa.
A ti te gusta la poesía
pero no tanto como un pastel de fresa.
Esa poesía
hecha a la exacta medida de un brassier
que pueda resistir a tus senos.
¡Cúbrete, está lloviendo fuerte aquí!
A ti te gusta la poesía y ya no hay pastel de fresa.
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