
Todo tu cuerpo es escritura, dijo Paz. Y así es el ejercicio poético de María Sotomayor. Densidad y transparencia trabajan al unísono para horadar otros cuerpos, para construir, con su lenguaje de desfallecimiento y lucha, una madriguera cósmica. Sus palabras, prolongación del pájaro y la célula confusa, están a la espera del milagro.
Daniela Camacho
Un momento así
en el que al fin descansas
ovillo dentro.
Ha caído una pluma, ha caído vertical en la tierra a los pies de los vientos. Esta mañana la he visto caer, clavarse en la zanja, tener el sentido de aquello que crece alrededor de la rama
un blanco cuerpo de mujer
lo terrible que incuba los nidos
entonces vuelvo al equilibrio del pájaro y su vacío de pluma, entorno los ojos y soy en todo lo frágil que nos murmulla.
El espacio era demasiado grande, de colores neutros, diáfanos.
Alguien te dice que esperes.
Alguien te dice que ha soñado que la ventana ardía, alguien dice que el ruido de la máquina es insoportable.
Pero lo que ocurre durante la espera, únicamente es asunto tuyo.
La única manera de adaptación al medio, es pensar que en la cabeza las situaciones interesantes ocurren de diferente forma.
Partamos de un primer momento: somos un montón de casualidades, bases de datos y herencia genética, y hoy, mientras abandonaba mi asiento perfectamente dispuesto, ordenado junto a otros asientos, deseé tener una bola de pelo en la garganta.
Bienvenida, bienquerida, bien hallada
cósete una suave sonrisa de tisú, o aprende a bordar semillas.
La cosa se transforma porque una lombriz la sobrevive
cerca de la vía láctea repito su nombre
sin embargo no ha sido hasta hoy
que he prestado atención
parece que estoy con los oídos tapados
que mis oídos fuesen dos esponjas con agua
será que así es la vida de los animales
y yo tan supersticiosa soy que me he entretenido
en dibujar un paisaje compuesto de cruces moradas
y silbidos
será que a mi edad por fin es increíble estar callada
como si de rezos y capillas
como si el llorar y el sentir nos treparan por los tobillos
para darnos la bienvenida lejos de las plegarias.
Por una eternidad me hice la muerta
que me hice la muerta
urgentemente
por tirarme al suelo
y es por ello que he sido merecedora de este lugar
por siempre.
De blanco y negro es animal
MARÍA SOTOMAYOR
Nace en Madrid en 1982, es decoradora de interiores, artista plástica, poeta y editora en Harpo Libros. Autora de los libros de poesía Estoy gritando, me conocí de esa manera (Canalla ediciones, 2013), La paciencia de los árboles (Letour1984, 2015) y blanco y negro es animal (Ejemplar único, 2016). En octubre de 2016 ganó el IX Premio de Poesía Joven “Pablo García Baena” con la obra Nieve antigua, que será publicada próximamente por La Bella Varsovia.
Nota: la imagen de cabecera y las fotografías son de la autora.
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