
Presentamos tres poemas de Tanya Cosío. Jalisco, México.
Epílogo
Sólo para ser justos
para hacerle justicia al árbol,
cada hoja donde se escribe un poema
debería tener unas cuantas ramas
para filtrar la luz
alguna ardilla por el tronco de la tinta
y uno que otro pájaro cantando.
La caricia y la metralla
En memoria de Marie Trintignant
María Marie, su amor es una metralla,
es la soga con la que nos enredan.
María Marie, su amor es la pastilla que nos incendia
la derrota de los miedos, el paso a lo invisible.
Esta condición de unir lo que Zeus separó,
es una condena.
María, ¿escuchas? tus pasos no resuenan
mis pasos no andan.
Vuelo para sobrevivir entre estas carnes del amor.
Marie, atraigo tu osamenta desde la tumba del Père-Lachaise.
Tu fémur se deshace al viento
tu rostro es la máscara
donde ojos se hunden y suplican.
Por ti, María Marie, por ti, danzo
al hundirme en el cielo.
La piel tierna de nuestra vulva
abre beso y dolor.
Como mariposas nos ensartan
contra la pared.
María, Bertrand canta
mientras el viento no nos lleva
y se mantiene quieto
como la frontera del muro
desierto tzompantli femenino.
Las cuencas son de arena y no pertenecen
a ningún reloj
las manecillas son los huesos.
¿Escuchas María, Marie?
ahora todo tiende a desaparecer.
Día de suicidadas
para Jesús Fernández y José Ramón Ripoll
Hoy fue día de ver suicidadas
hoy veía tantas poetas que se suicidaron
que casi por puro reír
se me antojó tomarlas de las manos.
Pero mi elección fue lento suicidio
desgarrar piel y corazón
colgar carne siempre fresca
abierta y jugosa
que ofrenda ojos y panza.
Descubrí tantas suicid-hadas que me dieron ganas de cantar
y canté bajito para que no se oyera
para que no me oyeran
-porque quizá como Moiras vendrían por mí-
tan bajito, que apenas sí lloré, mientras me rodaban lágrimas.
Alfonsina decía: no preguntes por qué llora una mujer
pero los hombres también lloran cuando matan.
No sólo matamos lo que amamos
también amamos la forma en que matamos.
Damos muerte con tal arte que es más amor que cuando viven:
misiles, pechos atravesados por balas que horadan piernas,
con machetes y cuchillos relucientes
pulidos con los dientes del hambre y la guerra
vaginas destrozadas de puro meterles la carne,
pezones en hilos sin Vía Láctea.
Matamos lo que amamos porque el amor no existe
y un día lo inventamos para poder matarnos.
Sobre el autor:
Escritora y actriz. Estudió en la Escuela Rusa de Actuación en México. Ha publicado los siguientes libros de poesía: Jocabed y la ranura abierta, PEQUEÑO PANFLETO EN GRAN FORMATO Y OTRAS CUARTILLAS, De lo roto, Indagación de lo correcto, Ronda de muertos, A ba ni cos, Mi locura es una cuerda rota, Canto de cerdos, Poemas para poetas, De raíz y tierra y Coatlicue. Publicó la obra de teatro: A salto de frontera (Bululú de la inmigrante). Algunos de sus poemas han sido antologados en Perú, Estados Unidos, España, Portugal y México. Pertenece a la Compañía de teatro La Escena Muda.
Leave a Reply